Pablo Juliá, fotógrafo y director del Centro Andaluz de la Imagen, ha apostado por el desarrollo de un fotoperiodismo que retrate de forma digna y realista la violencia de género, así como que estudie "el cómo y el porqué" de la situación de las víctimas. En este sentido, Juliá ha querido matizar que la violencia no reside en la foto en sí misma, sino en el acto retratado, y que esta imagen debería contribuir a la concepción de la violencia de género como "tema clave" en la sociedad española, informa Europa Press.
Las declaraciones del fotógrafo se enmarcan en la celebración de la mesa redonda 'El reflejo de la violencia de género', una actividad que se ha desarrollado en la tarde de la primera jornada del curso de verano 'La violencia de género en la Ciencia y la Cultura. In memoriam a Maribel Sánchez Mateos' que la Universidad Pablo de Olavide organiza durante esta semana en Carmona. En este foro de debate, Juliá ha instado a los presentes a tomar una actitud activa, con mayor seriedad desde las instituciones, que aparque el "victimismo" que en muchas ocasiones, según el fotógrafo, propicia la violencia. En este sentido, Juliá ha expuesto el trabajo del fotógrafo Emilio Morenatti que, junto con su mujer, han desarrollado un trabajo espectacular sobre la violencia de género en el mundo islámico.
La mesa redonda en la ha participado Juliá ha contado también con la presencia de Soledad Pérez Rodríguez, directora del Instituto Andaluz de la Mujer y moderadora de la mesa, quien ha reseñado la convivencia de la sociedad actual, y especialmente de las víctimas, con un flujo ingente de violencia "mal relatada", justificada en ocasiones e incluso "bochornosa" por el tratamiento de la violencia de género desde los medios de comunicación. Además, Pérez Rodríguez ha querido reconocer el protagonismo del hombre en la lucha contra la violencia machista y ha aseverado que no pretende renunciar a la igualdad también entre las mujeres.
A continuación, el fotógrafo, periodista y presidente de la Fundación Inquietarte, Jesús Pozo, ha tomado la palabra para explicar su trabajo con jóvenes creadores para vehicular la igualdad y la lucha contra la violencia de género en una incipiente "educación contra el machismo", así como su proyecto fotográfico 'Mujeres libres', que pretende reflexionar sobre la visión de la mujer a través de las flores. En este sentido, Pozo ha reconocido que la fotografía periodística sobre violencia de género puede transmitir "miedo, tragedia y terror", pero que también puede ser útil para solucionar muchos conflictos y plantear debates interesantes.
Además, Pozo ha ofrecido un análisis crítico del tratamiento de los últimos tres casos de violencia machista por parte de los medios de comunicación sevillano, del que se desprenden reflexiones tan inquietantes y peligrosas como la culpabilidad de la mujer por haber denunciado al maltratador, el interés del hecho informativo focalizado en el número de puñaladas, el simple olvido de la víctima en las primeras páginas, el tratamiento de la tragedia como una información de sucesos o la "bondad e inocencia" del maltratador asesino que confiesa, se entrega o finalmente se suicida.
El cuarto y último componente de la mesa ha sido Chema Moya, fotógrafo de la Agencia Efe, quien ha querido destacar la complejidad del fotoperiodismo al tener que responder a los principios de espectacularidad, realismo, rigurosidad y respeto a los derechos de las víctimas. Esta labor se complica, ha explicado Moya, cuando las opciones del fotoperiodista se reducen al retrato de la salida del cuerpo del domicilio o de las manifestaciones de repulsa al día siguiente.
Finalmente, Moya ha querido destacar el trabajo constante de los fotoperiodistas que retratan con dignidad a las víctimas de la violencia de género y animan así a otras mujeres a terminar con su situación. En este sentido, el fotógrafo ha afirmado que existe "otra forma de informar" que se aleja de la sangre fácil y el sensacionalismo, pero que se antoja una tarea compleja ante la falta de recursos y de posibilidades de los profesionales y la falta de regulación del tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación.
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