Después de los programas como Gran Hermano -telerrealidad o telebasura, según los gustos- llega ahora a Londres la escultura-realidad.
Lo hace por obra de un conocido artista de este país llamado Antony Gormley, que ha ganado el concurso para colocar una escultura en el llamado cuarto plinto de la plaza de Trafalgar.
El plinto, frente a la National Gallery of Art, estaba destinado en su día a recordar a un monarca británico de la casa de Hannover, Guillermo IV, pero se quedó vacío ya que al parecer no hubo presupuesto para encargar la estatua.
A la Royal Society of Arts se le ocurrió hace ahora diez años organizar un concurso para que los artistas crearan obras que se instalarían provisionalmente allí, la idea prendió, la hizo suya el Ayuntamiento de la capital y en esa seguimos.
Sólo que después de las esculturas de materiales más o menos sólidos que se han sucedido allí estos años, ahora le toca el turno a personas de carne y hueso.
Gormley, autor de una escultura conocida como el Ángel del Norte, una figura de 20 metros de altura y alas desplegadas que miden 54 metros erigida en el noreste de Inglaterra, ha hecho una convocatoria en internet en la que pide voluntarios para subirse al plinto.
La idea de convertir a una persona literalmente en una escultura no es nueva: ya lo hizo, entre otros, esa pareja de provocadores del arte británico que responde al nombre de Gilbert & George con un "happening" titulado "The Singing Sculpture".
Pero entonces eran los propios artistas los que, subidos a una mesa, se convertían en "escultura cantante", y ahora será, por el contrario, gente perfectamente desconocida la que se suba al plinto.
Así, desde el 6 de julio hasta el 14 de octubre y durante veinticuatro horas al día se sucederán 2.400 participantes elegidos al azar entre los varios miles de personas que se espera que se inscriban por internet.
Los participantes podrán hacer allí arriba durante una hora lo que se les ocurra o venga en gana, siempre dentro de ciertos límites legales, se supone.
Hay en cualquier caso un elemento de sorpresa, ya que será sin duda una oportunidad de oro para toda suerte de exhibicionistas.
El propio artista, que en una de sus acciones inundó los lugares públicos de un barrio de Londres con esculturas creadas con moldes de su propio cuerpo, ha explicado así el sentido de su nueva "obra", que ha titulado "One & Other".
En un contexto de estatuas de militares victoriosos, dominado por el héroe de Trafalgar, el almirante Horacio Nelson, el hecho de elevar a una persona anónima a una posición ocupada normalmente por alguien famoso permite, según Gormley, "reflexionar sobre la diversidad, vulnerabilidad y particularidad del individuo en la sociedad contemporánea".
Dispuesto a no quedarse atrás, el alcalde de Londres, un latinista del partido "tory" (conservador) llamado Boris Johnson, se ha referido a la idea de Gormley como "una demostración muy pública de democracia en acción".
Tal vez no sea para tanto. En primer lugar, los que se presten voluntarios a subirse al plinto y convertirse en blanco de los objetivos de transeúntes y voyeur en una plaza tan concurrida no serán ni con mucho representativos.
Si no, eso de "democracia en acción" podría decirse de los concursantes de Gran Hermano, y ya sabemos lo que hay.
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