José Ángel Valente, además de ser uno de los poetas más importantes del siglo XX, fue una de las voces más críticas de este país, con una curiosidad insaciable que le llevó a tomar conciencia de casi todo. Ahora, ocho años después de su muerte, aparece el volumen con todos sus ensayos, muchos de ellos inéditos.
Con este volumen, que se presentó hoy, se cierran las Obras Completas de José Ángel Valente, el gran poeta orensano nacido en 1929 y fallecido en Ginebra en 2000; un tomo de 1.800 páginas, publicado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, y editado por el poeta y profesor canario Andrés Sánchez Robayna, albacea del autor.
Claudio Rodríguez Fer escribe la introducción y ha llevado a cabo gran recopilación de sus textos.
"A pesar de que Valente -precisó Robayna- no estaba muy a favor de las obras completas, él estaría contento con el libro".
"He intentado hacer un equilibrio entre el punto de vista de Valente y el del lector", matizó Robayna durante la presentación de este volumen, al que ha dedicado años de estudio e investigación que han dado como resultado una de las más bellas ediciones de esta colección, a la que el lector puede acudir para conocer el punto de vista de este creador rabiosamente moderno y comprometido con su tiempo.
Este volumen de ensayos, de los cuales más de la mitad son inéditos, muchos de ellos dispersos, recogidos de revistas y publicaciones, reúne los libros publicados por Valente en vida: "Las palabras de la tribu", "La piedra y el centro", "Variaciones sobre el pájaro y la red" y "Notas del calígrafo". Su obra canónica, por así decir, aclaró Robayna.
Además, recoge los libros que dejó preparados también en vida, "Elogio del calígrafo" y "La experiencia abisal", título este último en el que están los diez ó doce últimos años de la vida creativa del autor de "Mandorla".
También queda plasmado, y reunido cronológicamente, todo el material que estaba inédito o disperso, así como un conjunto de notas de aclaración de los textos que precisan contextualización, como, por ejemplo, un artículo que escribió para la revista Triunfo sobre la revolución de Cuba.
Valente, que vivió en Oxford nada más acabar la carrera y luego en Ginebra como traductor de la ONU, "era un poeta cosmopolita y singular para la época. Estaba en el mundo, no se ensimismaba en su torre de marfil, y llama poderosamente la atención la gran variedad de temas y disciplinas que le interesaron", comentó el editor canario.
Según Robayna, le interesaba todo, la mística de la que llegó a ser un gran experto, la filosofía, occidental y oriental, las literaturas extranjeras. Tuvo una gran vocación por la vida y la literatura de Hispanoamerica. Allí estaban algunos de sus parientes por la emigración: su madre murió en Chile.
Le interesaba la antropología, la economía, el cine, escribió sobre Antonioni o Pasolini. Escribió de todo, incluso sobre la droga, un tema que le tocó mucho, ya que su hijo Antonio murió a consecuencia de la misma.
Una voz crítica e incómoda para el poder porque nunca se calló, sus últimos artículos, algunos contra el trato a la emigración, o sobre la cultura, levantaron chispas. Una sensibilidad que fue marcada, en palabras de Robayna, por cuatro figuras fundamentales.
La primera fue Basilio Álvarez, el cura republicano que dejó toda su biblioteca en la casa de los padres del poeta, cuya lectura marcó a éste para siempre con los primeros libros de Marx o de literatura erótica. Luego, en los primeros años de estudiante, el cura Máximo Romero de Lema, quien le conminó para que se fuera a Madrid a estudiar filosofía, dejara los estudios de Derecho y entrara en el círculo de la democracia cristiana, de Ruiz Jiménez.
Las otras dos referencias claves para entender el pensamiento de Valente fueron Alberto Jiménez Fraud, el creador de la Institución Libre de Enseñanza, y María Zambrano. Además de Paul Celan y Edmond Jabés.
Para el filósofo José Luis Pardo, Valente "fue un escritor muy moderno, un interlocutor muy crítico con un afiladísimo sentido del humor, malicioso e ingenuo".
Carmen Sigüenza.
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