domingo, 26 de abril de 2015 | |||
Aplauso íntimo pero atronador para 'las mujeres de las cerezas' anoche en Plasencia | |||
En la primera foto, momento en el que Nieves invitó a salir a las mujeres protagonistas del libro ante una abarrotada sala del parador de Plasencia. Más abajo, en el resto de las fotos del acto, Los oradores junto al presentador, Agustín de Córdoba. Y Xaro Rincó junto a los responsables de la librería ‘La Puerta de Tannhäuser’. Hay noches que quedan en la retina y en la memoria para los restos. Como el de ayer, uno de esos momentos especiales de la vida por la sencillez como se producen. Ocurrió en el Parador de Turismo de Plasencia, cuando Nieves Concostrina invitó a ‘las mujeres de las cerezas’ a que se levantaran de sus asientos y se reivindicaran en el salón capitular del Parador. En ese instante sonó un espontáneo aplauso, íntimo pero atronador, para sus vidas; y para su valentía por habernos dejado conocer su enorme dignidad cuando les contaban a Xaro Rincón sus vidas; las que han quedado reflejadas en el libro que la Fundación Inquietarte ha editado y presentaba por primera vez, tras dos años desde que la autora comenzó a entrevistarlas y fotografiarlas: "Las mujeres de las cerezas". Antes, habíamos escuchamos las tiernas y delicadas palabras que el pintor placentino Agustín de Córdoba dedicó a las dos proyagonistas, Xaro Rincón y Nieves Concostrina. Autoras, de dos libros que son muy parecidos en su filosofía, aunque sean totalmente distintos en su ejecución, aclaró el ilustre pintor placentino a la concurrencia que abarrotaba la sala; y a los que se quedaron fuera por falta de espacio físico y no podían escucharlo. Explicó Agustin de Córdoba que Xaro Rincón, ha contado la vida de unas heroínas que sobrevivieron en los pueblos del río Jerte y Nieves Concostrina la vida de otra superviviente: Antonia en Madrid. Y reivindicó el cómo todas han sacado adelante a sus familias y el por qué estábamos ayer allí. Presentó también a Marta Crespo, otra mujer valiente, autora de la portada del libro, y que ha sabido retratar el espíritu del libro en los ojos de esa mujer bajo el cerezo que, ‘casualidades’ de la vida es su hija Xaro Rincón, la autora. Espaldarazo de un pintor ilustre y reconocido para otra ‘joven’ artista que debe desvelar lo que lleva dentro en los lienzos. Así lo entendimos. Estos argumentos fueron los que todos los presentes, como el psicólogo de la Fundación Inquietarte Pedro Cabezuelo, quiso también poner de manifiesto al hablar de la valentía y el coraje de esas vidas para salir adelante costase lo que costase. Y el paralelismo, otra vez, entre las vidas de las mujeres que sobrevivieron a la Guerra Civil y tuvieron que vivir la posguerra. Y ellas escuchaban en silencio, atentas, asintiendo con las cabezas y sonriendo por sentirse, al menos, reconocidas. Por eso, cuando Nieves las llamó, el aplauso fue largo, sostenido, cariñoso y emocionante. Los textos de más abajo son los que Xaro Rincón y Nieves Concostrina han publicado en el libro que se puede adquirir en la librería de Plasencia ‘La Puerta de Tannhäuser’. Conocí la valentía y el sufrimiento Xaro Rincón Crespo Realizar las entrevistas a las mujeres de las cerezas ha supuesto para mí un reto en muchos sentidos. Me vino en una época difícil, en la que me encontraba bastante mal en diversos aspectos. Me propusieron desde la Fundación Inquietarte éste proyecto que supuso volver a salir a la calle y enfrentarme a mis miedos. Significó volver a tener una inquietud y esforzarme en hacerlo bien. Era una oportunidad para demostrar que todos, si nos lo proponemos, podemos hacer cualquier cosa. Nunca había hecho entrevistas y lo primero que hice para poder estructurarme fue realizar una batería de preguntas que ellas, a voluntad, me irían respondiendo. Y también las fotografié en el lugar que ahora habitan. Hecho esto, organicé una ruta para intentar cubrir todos los pueblos del Valle del Jerte. Contacté con concejales de cultura, trabajadoras sociales y residencias de mayores para explicarles el proyecto; para que me ayudaran a encontrar las mujeres de las cerezas. Y comencé esta aventura hacia nuestro pasado. Durante un año, financiada por Fundación Inquietarte, he ido recorriendo cada localidad y, puedo asegurar, que ha sido una experiencia inigualable. Las mujeres entrevistadas (fueron algunas más de las que aquí aparecen) se abrieron a contar sus vidas y sus experiencias sin ningún reparo. Y me acogieron con mucho cariño y entusiasmo. Conocí la valentía y el sufrimiento y junto a ellas he reído, llorado y me han enseñado que, por difícil que sea la vida, con esfuerzo todo se puede lograr. Para mí son un ejemplo de vida y superación, una vida dura la de aquella época, una vida aún fresca en el recuerdo y que nunca debemos olvidar. Finalmente quiero agradecer a todas las personas que han colaborado conmigo en este trabajo por las satisfacciones que me ha dado. Y a Fundación Inquietarte, especialmente, por abrirme los ojos. Cereza tiene nombre de mujer Nieves Concostrina Dorotea, Carmen, Consuelo, Cecilia, Antonia, Daniela… Sus testimonios, recogidos de puerta en puerta por Xaro Rincón, se han trasladado al papel en estado puro, sin maquillajes ni arreglos sintácticos o lingüísticos, porque adaptar los relatos de las mujeres de las cerezas para conseguir una correcta redacción habría sido como robarles la esencia de sus recuerdos. Se explican a su manera. Y no hay otra manera de explicar su vida. Felipa, María del Carmen, Concepción, Elvira, Felisa, Jacinta… Las mujeres de las cerezas hablan tal y como lo recuerdan; tal y como vivieron su sufrimiento, su lucha, los abusos de los “amos”, los noviazgos vigilados, sus bodas arregladas, la muerte de los hijos, el analfabetismo, la doble carga de trabajo en el campo y en el hogar, la sumisión al padre, al marido y al patrón... Josefina, María Dolores, Mercedes, Patrocinio, Severina… Sobrevivieron sin sanidad, crecieron sin educación… su infancia se esfumó entre servidumbres y cerezos, la juventud pasó de largo y la madurez solo sirvió para aceptar que las cosas eran así y no podían ser de otra manera. Pasaron de la obediencia al padre al cuidado de los hijos; de trabajar como burras a seguir trabajando como burras. Teresa, María Nieves, Vitoria, Marina, Serafina… Dan por bien empleada la época que les tocó, aunque no la merecieran. No reclaman un aplauso ni piden reconocimiento, pero reivindican que se sepa que fueron valientes, luchadoras, instintivas y valiosas. Mujeres brillantes, jugosas y dulces. Como las cerezas. Fotografías del acto. |
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