La mordaz crítica social y a los estamentos de poder del siglo XIX revive y vuelve a tomar plena actualidad en la primera gran retrospectiva exhibida en España del gran dibujante y caricaturista francés Honoré Daumier (1808-1879).
La Fundación Banco Santander ha sido la encargada de ensalzar la trayectoria artística de uno de los máximos exponentes del realismo francés, con una exposición inédita que recorre gran parte de su obra a través de 98 litografías y grabados, 18 dibujos y 9 óleos sobre tabla.
Todas las obras expuestas en la Ciudad Financiera del Santander, en Boadilla del Monte, constatan el interés de Daumier por el arte como medio para desestabilizar las leyes que coartan la libertad del hombre.
Para Gloria Moure, comisaria de la muestra, Honoré Daumier fue pionero en la utilización de los medios de comunicación como soporte artístico, y su obra influyó de manera notable en los expresionistas posteriores y en artistas de la talla de Picasso o Gutiérrez Solana.
Reconocido desde el principio por los intelectuales de su época como Baudelaire o Delacroix, sus litografías, en las que en contadas ocasiones realizó trabajos preparatorios, pueden considerarse grabados originales, equiparables a los de su admirado Goya o a los de Rembrandt o Durero.
En éstas, Daumier trata sobre todo temas sociales y políticos, realizando una sátira descarnada y mordaz de la política y la judicatura -una de las más caricaturizadas por el artista-, o de los gobernantes de la época, en particular del monarca Luis Felipe de Orleáns.
Precisamente una de estas litografías presente en la exposición, titulada "Gargantúa", retrata de forma grotesca al monarca como el personaje literario de Rabelais, al representarlo con la cabeza en forma de pera y transformado en un gigante glotón sentado en una silla-orinal.
Esta caricatura de Luis Felipe de Orleáns le valió a Daumier seis meses de cárcel que no debieron de ser suficientes para el artista, ya que siguió ridiculizando todo aquello que creyó injusto, aunque más adelante y, con objeto de sortear la censura, hará gala en sus trabajos de una insuperable mordacidad encubierta.
Muchas de las obras expuestas, procedentes en su totalidad del Museo Hammer de Los Ángeles, fueron publicadas en los periódicos y revistas satíricas francesas más prestigiosas desde 1831 a 1871, aunque fue sólo un año antes de su muerte, en 1879, aquejado ya de ceguera, cuando vio sus obras expuestas.
A su crítica no escapa ningún aspecto de la vida cotidiana, política y pública de la época, como demuestran sus litografías relacionadas con la justicia en las que usa el arte como medio de denuncia del uso y abuso del abogado sobre el cliente, mientras que su pintura, menos conocida, está caracterizada por ambientes tétricos logrados a base de claro-oscuros.
Gloria Moure destacó la atracción de Daumier por los gestos de poder y soberbia, continuamente satirizados y ridiculizados en su obra, así como su interés por personajes como El Quijote, a quien ve como un prototipo de honestidad "que lucha por aquello en lo que cree".
Su interés por lo social le lleva a reflexionar sobre el espectador, a quien toma "como centro de la obra", según la comisaria, que indicó que "todas las épocas son buenas para que los artistas se vinculen a su tiempo y pongan en evidencia lo que no funciona", como hace Daumier en su momento, quien estrecha lazos con el siglo XXI en su crítica a una sociedad cuyo eje de poder sigue siendo el dinero.
Concha Carrón.
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